Cada decisión que tomes, pregúntate si ahí vas a ser feliz. Lo primero es la felicidad, si quieren casarse o no, estudiar matemáticas, teología o lo que tú quieras, escucha esa intuición y no la sueltes."
Había una vez una niña con una risa contagiosa y cabello rizado, se llamaba Cristina. A ella le gustaba las matemáticas y jugar con sus hermanos todas las tardes, pero había dos cosas que no toleraba: las injusticias y las mentiras.
A pesar de su gusto por las matemáticas, cuando creció eligió estudiar Teología. Una carrera que muchas personas no entendían. Pero ¿de qué vas a vivir si estudias Teología? le preguntaban.
Ella estaba segura que si estudiaba algo que le gustaba, podría ser feliz y encontraría trabajo. Sin embargo, jamás se imaginó que su felicidad la encontraría trabajando por los derechos humanos junto a otras personas.
Un día hubo un terrible accidente en una mina. Una gran explosión, ocasionó que los túneles se derrumbaran y 65 trabajadores quedaran atrapados.
Cristina sabía que sería un camino difícil, que habría muchas autoridades que mentirían, no cooperarían y que hasta impedirían el rescate; pero, ella y las familias lo tenían claro: los hombres ahí atrapados merecen justicia y un entierro digno.
Los derechos humanos son como la luz en las minas. En las minas todo es oscuro, pero esos pequeños rayos de luz, aunque no te dejan ver todo a tu alrededor, te marcan un camino por dónde caminar y encontrar la salida. Los derechos humanos te dan esperanza.”
Hasta la fecha, Cristina, junto a las familias, siguen exigiendo justicia, reparación del daño y que no vuelvan a ocurrir accidentes como ese.
Cristina Auerbach nació en Ciudad de Guatemala.
Ilustrada por Eréndira Derbez.