Acción a favor de las personas con discapacidad será clave para el éxito de los esfuerzos para reducir la pobreza y alcanzar los objetivos de desarrollo, dice jefa de Derechos Humanos de la ONU

La siguiente declaración fue emitida por la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, con ocasión del Día Internacional de las Personas con Discapacidad

GINEBRA – “Se estima que hay unos 650 millones de personas con discapacidad en el mundo de hoy – en torno al 10 por ciento de la población mundial. De ellos, unos 426 millones viven por debajo del umbral de la pobreza en los países en desarrollo.

El vínculo entre la pobreza y la discapacidad es severo. La participación en la fuerza laboral de las personas con discapacidad es significativamente menor que para los que no tienen ninguna discapacidad. Esto no sólo es perjudicial para los derechos y la calidad de vida de las personas afectadas, también es perjudicial para la economía y la familia, la comunidad y la sociedad en general. No tiene sentido dejar un enorme grupo de personas con potencial productivo al margen de la economía.

Los esfuerzos para reducir la pobreza – y lograr los Objetivos de desarrollo del Milenio, que incluyen reducir a la mitad la pobreza – se verá seriamente obstaculizado si los esfuerzos para mejorar la situación de cientos de millones de personas que viven con discapacidades no son perseguidos con vigor.

Reducir la mortalidad infantil y aumentar el acceso a la salud son otros Objetivos de desarrollo del Milenio que serán difícil de alcanzar, si su impacto sobre las personas con discapacidad no es objeto de atención especial.

Hasta cierto punto esto ha sido reconocido. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) entró en vigor en mayo de 2008. Fue la primera nueva convención de derechos humanos del siglo XXI. Tomó el menor tiempo para desarrollar y un número sin precedentes de ONGs, personas con discapacidad y sus organizaciones participaron en las negociaciones. La CDPD habría sido muy diferente sin su contribución. Los Estados la han firmado y ratificado a un ritmo más rápido que cualquier otra Convención, en un tardío reconocimiento de su importancia.

En total, al 1 de diciembre de este año, 147 Estados han firmado la Convención, de los cuales 96 – la mitad del mundo – han dado el paso final de la ratificación. Esto permitirá al importante Comité que supervisa la aplicación de la Convención aumentarse a 18 personas

para el 1 de enero de 2011. Esto le dará una representación más amplia, y facilitará su tarea cuando se comience a examinar el desempeño de cada Estado, midiendo el cumplimiento de sus obligaciones en virtud del tratado.

La Convención pone de manifiesto que las personas con discapacidad tienen los mismos derechos que todos los demás. Esto no es una cuestión de caridad, o de elección. Tienen derecho a los mismos servicios clave como la salud y la educación, el mismo derecho a ganarse la vida y a no ser discriminados en ninguna forma.

Sin embargo, todavía estamos muy lejos de lograrlo.

Según la UNESCO, alrededor de 75 millones de niños no asisten a la escuela primaria. Un tercio de ellos son niños con discapacidad. Esta es una de las muchas áreas donde el progreso más rápido es vital, para que la próxima generación de personas con discapacidad sufra menos desventajas que sus predecesores. La educación es la clave para muchas cosas más.

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