Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas por el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, 2015
Las víctimas de desaparición forzada son privadas de su libertad, mantenidas en detención secreta y muy rara vez son liberadas. A menudo su destino permanece desconocido; son frecuentemente torturadas y tienen miedo constante de ser matadas. Incluso si eventualmente son puestas en libertad, las cicatrices tanto físicas como psicológicas permanecen en ellas por el resto de sus vidas. Las familias y seres queridos de las víctimas también sufren una inmensa angustia.
Lejos de ser una práctica empleada solamente en el pasado por parte de dictaduras militares, la desaparición forzada sigue siendo utilizada por algunos Estados. En el año pasado tan sólo, el Comité contra las Desapariciones Forzadas y el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias – los dos mecanismos de Naciones Unidas sobre desaparición forzada, compuestos de expertos independientes – recibieron 246 peticiones por parte de familiares alrededor del mundo para actuar de manera urgente. Esta cifra es solamente una fracción de los miles de casos que nunca son reportados ya sea por las condiciones de seguridad o porque no hay conocimiento de la existencia de un mecanismo internacional que pueda ayudar.
En años recientes también ha habido alarmantes acciones por parte de actores no estatales, incluyendo grupos armados extremistas y terroristas, que equivalen a una desaparición forzada y constituyen repugnantes abusos a los derechos humanos.
La prohibición de la desaparición forzada es absoluta. La Convención Internacional para la Protección de todas las Personas ante la Desaparición Forzada afirma, de manera inequívoca, que el uso de la desaparición forzada es ilegal bajo cualquier circunstancia, incluyendo guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública.
La Convención entró en vigor en 2010, ha sido firmada por 93 Estados y ratificada por 50, y provee una sólida base para luchar contra la impunidad, proteger a las personas desaparecidas y a sus familias y para fortalecer las garantías provistas por el Estado de derecho – incluyendo una adecuada investigación, persecución, justicia y reparación.
En este día internacional, hago un llamado a los Estados Miembros para que ratifiquen o consientan con la Convención sin demora alguna; también hago un llamado a los Estados Parte para que la implementen. Es momento de poner fin a todas las desapariciones forzadas.
Ban Ki-moon
Fin