Mensaje del Alto Comisionado con motivo del Día de los Derechos Humanos
Los sucesos que hoy acontecen en el mundo causan a muchos de nosotros ansiedad e incluso temor. Vemos a seres humanos sufriendo. Se ataca a los valores de la decencia. Hay mensajes de odio e intolerancia: visiones del mundo divergentes que fomentan un egoísmo cada vez mayor. Aislamiento. Búsqueda de chivos expiatorios. Violencia.
Y esta marea de odio tóxica que asciende lentamente en numerosas sociedades, amenaza con llevarse por delante algunos de los principios más esenciales y profundos que protegen a las sociedades pacíficas.
Tenemos que detener estas tendencias. Y creo que podemos hacerlo. Nosotros –ustedes y yo- podemos fijar los límites.
No tenemos que permanecer impasibles mientras los agentes del odio fomentan la hostilidad entre las comunidades. Podemos construir puentes. Podemos alzar la voz.
Podemos defender los valores de decencia y compasión de nuestras sociedades.
Cuando alguien es víctima de abusos y siente miedo, podemos intervenir para ayudarle a salvaguardar sus derechos. Cuando una persona vulnerable es objeto de acoso, podemos intervenir. Donde haya discriminación y explotación, podemos expresarnos sin reservas, hacer saber que nos oponemos a ambas y tratar de detenerlas. Podemos unirnos a otras personas y trabajar públicamente en pro de un liderazgo más idóneo, de mejores leyes y de más respeto a la dignidad humana.
En la calle. En la escuela. En el centro de trabajo. En los transportes públicos. En la mesa de votación. En el hogar. En las redes sociales. En el deporte. Dondequiera que estemos, podemos marcar una diferencia concreta en la vida de alguien o quizá en la vida de muchas personas.
Las medidas que se adoptan en el plano local pueden generar movimientos de ámbito mundial. Eso comienza cuando todos nosotros tomamos medidas prácticas para ratificar nuestra fe en la humanidad y la igualdad.
La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se encarga de promover y proteger los derechos humanos en el mundo entero. Trabajamos en pro de un mundo edificado por “nosotros, los pueblos”, como reza la Carta de las Naciones Unidas. Un mundo de justicia, igualdad y derechos humanos.
Únanse a nuestra causa. Cuéntennos lo que hacen, recopilaremos sus relatos y amplificaremos sus voces.
Esta labor comienza con cada uno de nosotros. Defiendan hoy los derechos de los demás.
Fin