Declaración de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, a propósito del Día internacional de conmemoración anual de las víctimas del Holocausto

“Hoy honramos la memoria de millones de personas – hombres, mujeres y niños – que fueron brutalmente asesinados hace siete décadas por el simple hecho de ser judíos, roma, eslavos u homosexuales, por tener discapacidades, ser testigos de Jehová u oponentes políticos.

Visité Auschwitz hace unos meses, y tengo un mensaje sencillo para aquellos que niegan que el Holocausto haya sucedido o que hacen suyo el antisemitismo u otras formas de discriminación o intolerancia racial, religiosa o étnica: visiten este terrible lugar histórico. Es una experiencia verdaderamente desgarradora sentir el escalofrío de la maldad y la inmensa tragedia que permea sus paredes y su suelo. Es importante sentir – no solamente saber de manera abstracta – a dónde puede llevar dicho comportamiento.

Cada año el 27 de enero, tomamos un momento para recordar a las víctimas del Holocausto y para reflexionar cómo sucedió, y cómo el mundo falló estrepitosamente en su prevención. El Holocausto es un recordatorio de los peligros de la discriminación y la intolerancia, y de cuan poderosa y mortal puede ser la provocación del odio racial. También debe hacernos más conscientes de la importancia de reaccionar de manera rápida y firme a las manifestaciones de discriminación, hostilidad o violencia en contra de individuos y comunidades enteras, donde sea que ocurran.

En el tiempo que ha transcurrido desde la Segunda Guerra Mundial y la revelación del horror del Holocausto, las llamas del odio y la persecución han sido encendidas nuevamente para consumir otros países, pueblos y sociedades – desde los campos de exterminio en Camboya, hasta los bosques de Srebrenica y las colinas de Ruanda.

Incluso hoy, en muchos lugares alrededor del mundo, las personas son perseguidas y discriminadas dada su raza, religión, origen, orientación sexual u opiniones políticas, y en países como Siria, la República Centroafricana y el Sudán del Sur, las personas todavía están siendo mutiladas y masacradas por pertenecer a determinado grupo.

Es necesario dejar de hacernos de la vista gorda a los signos de alerta de graves violaciones de derechos humanos donde sea y cuando sea que éstas aparezcan. Al menos eso podemos hacer para honrar a los millones de víctimas asesinados en masa por sus congéneres humanos, que intentaron justificar crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio con filosofías y propaganda inspiradas en el odio. Debemos también estar conscientes de que las semillas de dicho odio a menudo son sembradas en épocas de paz así como en tiempos de guerra.” 

Fin