Mensaje de los procedimientos especiales de la ONU, a propósito del Día Internacional de la Mujer
Por más de un siglo, el Día Internacional de las Mujeres ha marcado los logros económicos, sociales, políticos y culturales para las mujeres alrededor del mundo. ¿Tiene actualmente el mundo razones para celebrar el progreso en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y el avance en sus derechos?
Compromisos por los derechos de las mujeres: tiempo de convertir las promesas vacías en cambios concretos para las mujeres
Por más de un siglo, el Día Internacional de las Mujeres ha marcado los logros económicos, sociales, políticos y culturales para las mujeres alrededor del mundo. ¿Tiene actualmente el mundo razones para celebrar el progreso en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y el avance en sus derechos?
La violencia hacia las mujeres sigue siendo la expresión más dominante de discriminación contra las mujeres y una indignante violación de sus derechos humanos. Es inaceptable que 33 años después de la adopción de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), 20 años después de la adopción de la Declaración de Viena y el Programa de Acción de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en Viena y 17 años después de la Plataforma de Acción de Beijing, diversas y constantes formas de violencia continúan afectando las vidas de millones de mujeres alrededor del mundo, restringiendo así todo el catálogo de sus derechos humanos y el empoderamiento en todos los aspectos de la vida, sea en la esfera pública, económica, social o familiar.
Es importante recordar el poco trabajo que las Naciones Unidas, antes de la Conferencia de Viena, dedicó a los derechos humanos de las mujeres, específicamente a la violencia hacia las mujeres. De hecho, el tema fue escasamente atendido durante la Conferencia Mundial de Nairobi sobre Mujeres en 1985, en la que se trató el tema de la violencia hacia las mujeres, si acaso, desde la perspectiva de la justicia penal. El Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (el Comité CEDAW) estuvo a la vanguardia al cambiar este enfoque, habiéndose dado cuenta de la alarmante dimensión del tema a través del examen de los informes de los Estados parte, mismo que derivó en la elaboración de la Recomendación General 19 (1992) sobre violencia contra las mujeres. En esta relevante recomendación general el Comité CEDAW, por primera vez, estableció la obligación de diligencia debida de los Estados parte para prevenir, investigar y castigar actos de violencia de género. La recomendación general claramente define a la violencia de género como un acto de discriminación dentro del sentido del artículo 1 de la Convención.
La Conferencia Mundial de Derechos Humanos constituyó un parte aguas en términos de los derechos humanos de las mujeres, particularmente en relación con la identificación de la violencia hacia las mujeres no como una casualidad y una cuestión privada, sino un problema de preocupación internacional. La conferencia también declaró todos los derechos humanos como universales, indivisibles, interdependientes e interrelacionados; y dejó claro que si bien deben tomarse en cuenta los diversos contextos históricos, culturales y religiosos, y el sentido de las particularidades nacionales y regionales, es obligación de los Estados, sin importar sus sistemas económicos, políticos y culturales, promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales. La violencia de género y todas las formas de acoso y explotación sexual, incluyendo aquellas derivadas del prejuicio cultural y la trata, fueron identificadas como incompatibles y debían ser eliminadas de acuerdo con la dignidad y el valor de la persona, al mismo tiempo que los derechos humanos de las mujeres debían ser parte integral de las actividades de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos.
La Conferencia de Viena puso en marcha iniciativas para establecer y monitorear estándares incluyendo la adopción, por parte de la Asamblea General, de la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y el establecimiento del mandato de la Relatoría Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y sus consecuencias, por parte de la entonces Comisión de Derechos Humanos. La Conferencia también solicitó al Comité CEDAW examinar la posibilidad de un procedimiento de quejas, lo cual derivó en la adopción del Protocolo Facultativo a la Convención CEDAW en 1999.
De hecho, al tiempo que subrayamos este importante aniversario y damos cuenta de las últimas dos décadas, es claro que existe un amplio rango de estándares y mecanismos que pueden ser utilizados para atender la violencia contra las mujeres. La pregunta sigue siendo ¿estos estándares y mecanismos han hecho alguna diferencia en las vidas de las mujeres?
Las mujeres han invertido una gran esperanza en la reciente transformación de estados y sociedades, al jugar un papel crucial en la lucha por el cambio, a menudo haciendo sacrificios y experimentando sufrimiento. Aun en tiempos de cambio, las victorias para las mujeres no pueden ser obviadas. “Aunque las transiciones políticas ofrecen una oportunidad única para atender las desigualdades del pasado, avanzar en los derechos humanos de las mujeres y asegurar que la igualdad entre mujeres y hombres sea uno de los fundamentos en los que el nuevo sistema legal es construido, las mujeres que han estado activas en la lucha por la democracia y la justicia se encuentran excluidas de los ámbitos de la toma de decisión en los procesos de construcción de los nuevos estados” afirmaron los expertos independientes. Mujeres y hombres deben por tanto vigilar constantemente el hecho de que aunque ofrezcan oportunidades sin precedentes, las transiciones políticas no deriven en regresiones y traigan nuevas formas de discriminación” advirtió. Cuando las mujeres se han apropiado de espacios públicos para ejercer su derecho a la libertad de expresión, asamblea y participación en la vida pública, se han encontrado con estereotipos, acoso y violencia. Desafiar los papeles tradicionalmente atribuidos a las mujeres sigue siendo esencial, incluso cuando la sociedad en su conjunto haga alarde de cambios profundos.
“Formas extremas de violencia, tales como los asesinatos de mujeres por el hecho de ser mujeres, ya sean etiquetados como asesinato, homicidio, femicidio, feminicidio o asesinatos ‘por honor’, no han sido abatidos en todos los continentes; estas manifestaciones de violencia están culturalmente incorporadas, y siguen siendo aceptadas, toleradas o justificadas – con la impunidad como norma,” subrayaron los expertos internacionales. “El fracaso de los Estados en garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, permite que se siga dando un continuo de violencia que puede terminar con su muerte.”
La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres han ganado camino alrededor del mundo. Las mujeres, de todas profesiones y clases sociales, que han luchado a través de la historia para obtener más derechos una mayor libertad de elección y libertad en sí misma, deben ser aplaudidas y recordadas en esta coyuntura histórica. Aun así, cuando se dan reuniones de dirección, sesiones gubernamentales, negociaciones de paz y otras asambleas en las que se toman decisiones cruciales en el mundo, las mujeres a menudo están ausentes. Los Estados deben esforzarse si es que quieren que la meta del 30% de mujeres en posiciones de toma de decisión de los Objetivos del Milenio de las UN sea alcanzada, incluyendo aquello relacionado con el fomento de acciones afirmativas y la garantía de libertad de expresión, asamblea y asociación para incrementar el número de mujeres en el ámbito político.
Cada vez más niñas van a la escuela y crecen con mayor salud y mejor preparadas para alcanzar su potencial. “El caso de Malala Yousufzai, estudiante de 14 años que fue brutalmente atacada y herida de disparos de bala en la frontera noroeste de Pakistán mientras regresaba de la escuela nos recuerda a todos el extremo peligro que enfrentan tantas niñas al demandar su derecho a la educación” manifestó el Presidente del Comité CEDAW. “El Comité CEDAW subrayó que posibilitar que las niñas disfruten de este derecho humano en cada región del mundo, requiere desmantelar las barreras patriarcales y los arraigados estereotipos de género”.
De manera desproporcionada las mujeres sufren el embate de la pobreza, la guerra, las enfermedades, la falta de agua potable y la hambruna. Mujeres rurales y mujeres que sufren múltiples formas de discriminación dada la amplia diversidad de sus identidades y características, tales como raza, etnicidad, origen social, identidad de género y otras, siguen siendo las más marginadas del desarrollo y los avances en derechos humanos.
Mientras la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer delibera cómo prevenir y responder a la violencia hacia las mujeres, nosotros los mecanismos expertos de las UN y los sistemas regionales de derechos humanos no podemos sino recordar que hay un largo camino por recorrer antes de que las mujeres y las niñas puedan disfrutar de derechos y libertades iguales a las de los hombres, así como del respeto a su dignidad. En el contexto de la agenda de desarrollo post 2015, el papel del Comité CEDAW y de otros actores en la elaboración de indicadores sobre violencia hacia las mujeres cobra una importancia mayor. Mientras tanto, los Estados deberían enfocar sus esfuerzos en la implementación de la CEDAW y otros instrumentos relevantes. Hacemos, por tanto, un llamado a los Estados Miembro a hacer caso de las voces de todas las mujeres y niñas que demandan con mayor insistencia y urgencia que nunca sus derechos humanos. Ha llegado el momento de implementar sus derechos. Nosotros simplemente somos un eco de sus voces.
Fin