Acto de disculpa pública a víctimas de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, Nuevo Laredo, Tamaulipas | Intervención de Octavio Amezcua, Oficial de Derechos Humanos ONU-DH México

(13 de julio de 2021) Buenos días a todas y todos los presentes. Reciban un saludo de parte de Guillermo Fernández Maldonado, Representante en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien no pudo asistir hoy por tener que atender un compromiso previo ineludible.

Para esta Oficina, es un honor estar presentes en un evento de esta trascendencia y significado, por lo que agradecemos a las víctimas y a las instituciones organizadoras por concedernos este espacio para dar un breve mensaje.

Empiezo estas palabras con un especial reconocimiento a las víctimas, familiares de personas desaparecidas, ejemplo de valor y dignidad para sobreponerse a los obstáculos y agravios que han sufrido desde que el inicio de su incansable búsqueda al ver que su ser querido no regresó a casa. Su valor, persistencia y dignidad inspiran a muchas otras personas, a muchos familiares de víctimas, porque son una lección sobre el valor de la vida humana y de recordatorio que otra sociedad es posible, una en la que todas las personas disfrutan de sus derechos sin temor y nadie quede atrás.

Para la Oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la acumulación de casos de desapariciones forzadas y ejecuciones que desembocaron en la recomendación 36VG/2020 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, configuran una situación de extrema gravedad por la naturaleza de la violación y por las numerosas víctimas. Gracias al llamado de alerta del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, hace poco más de tres años, esta Oficina pudo conocer de los hechos y cumplir con su mandato de documentación. La hechos revistieron tal gravedad, que derivó en un comunicado del Alto Comisionado en persona, que junto a otras acciones contribuyó al cese de esta práctica en esta ciudad.

Desde entonces, las víctimas no han cesado su lucha por exigir sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación. Se sobreponen cada día al doloroso vacío que deja la súbita desaparición de un ser querido. Han aprendido a transitar por complicadas vías institucionales en busca de hacer efectivo sus derechos. Han resistido con dignidad no sólo la incomprensión sino la estigmatización de sectores de la población y del Estado. Ante la lentitud o inacción estatal, han salido a buscar a sus seres queridos e incluso escarbar la tierra con sus propias manos para hallar sus restos. Han tenido que esperar a que la justicia rompa el ciclo de impunidad de los responsables de estos graves crímenes.

Las desapariciones son un componente extendido de la violencia en México y son particularmente graves cuando este tipo de crímenes son resultado de la acción de agentes del Estado, cuando el responsable es el ente encargado de protegernos.

Es por este motivo que resulta especialmente relevante para ONU-DH ser testigos de la presencia de representantes del Estado mexicano para ofrecer disculpas por los agravios ocasionados a las víctimas. Saludamos la presencia del Subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas. También saludamos la presencia del contraalmirante Ramiro Lobato, en representación de la Secretaría de Marina; hacemos votos porque este acto con su presencia siente un precedente en las Fuerzas Armadas de cara al derecho a la reparación de las víctimas de violaciones a derechos humanos.

En tanto medida de satisfacción, este acto de disculpa pública cobra sentido en la medida que redignifica a las personas desaparecidas y la lucha de sus familias. La publicidad de este acto debe también servir para conmemorar a las víctimas frente a la sociedad y reconocer la labor de los defensores de derechos humanos que han acompañado a las personas afectadas.

Las víctimas de estos hechos son personas como cualquiera de nosotros, con sueños, aspiraciones y proyectos, que se vieron violentamente interrumpidos por actos de agentes del Estado. Por ello, el simbolismo de la disculpa del Estado debe luego traducirse en acciones efectivas para garantizar el derecho a la verdad y justicia de víctimas y familiares.

Debemos tener presente que la gran mayoría de las familias presentes siguen sin saber el paradero de sus seres queridos. Para cambiar esta situación es indispensable que el Estado redoble esfuerzos en las acciones de búsqueda y localización. Se trata de graves delitos y violaciones a derechos humanos que son continuados en tanto se desconozca el paradero de la persona desaparecida. Por este motivo, la Oficina de la Alta Comisionada hace un llamado especial al Estado para reanudar las acciones de búsqueda y dar todas las facilidades para incluir a las familias en su planeación y ejecución.

La Oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos agradece a las víctimas su confianza, y reiteramos nuestro compromiso de acompañarles en su lucha para obtener verdad, justicia y reparación.  Valoramos también el acto de disculpa pública ofrecida por el Estado, que esperamos se convierta en una buena práctica en favor de la dignificación de las víctimas, sus familiares y quienes les acompañan en defensa de sus derechos.

Muchas gracias.

Fin