Palabras de Jan Jarab durante el evento de décimo aniversario del CEDEHM

Muy buenas noches a todas y todos.

A unos cuantos meses de haber llegado a México como representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos es para mí un placer y un honor estar en Chihuahua por primera vez y tener la oportunidad de festejar los diez años del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres.

Estamos aquí reunidos en un hecho celebratorio. En un momento en el que se reconoce la visión, la tenacidad, el compromiso y el profesionalismo de un conjunto de personas. El CEDEHM es una de las organizaciones más importantes de derechos humanos del estado de Chihuahua, del norte de México y del país. Como dijo Emilio Álvarez Icaza, el trabajo del CEDEHM es una enseñanza para el país.

I.

La defensa de la igualdad y la paridad entre hombres y mujeres debe verse reflejada en todo el quehacer público y social. Por ello, da gusto ver cómo desde el CEDHEM las mujeres se han abierto paso para defender a otras mujeres y recordarnos, en la práctica, la veracidad de las palabras del preámbulo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer: “la máxima participación de la mujer en todas las esferas, en igualdad de condiciones con el hombre, es indispensable para el pleno desarrollo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz”.

Nuestra Oficina aprecia la invocación que el CEDEHM ha hecho de argumentos y pruebas con perspectiva de género y la referencia constante a los más altos estándares de derechos humanos. Ello ha contribuido a la emisión de importantes resoluciones judiciales cuyas sanciones y reparaciones han servido como ejemplo a nivel nacional. Su labor se ha visto reflejada, igualmente, en la creación de instituciones, leyes y políticas públicas.

Destaca, asimismo, cómo el CEDEHM ha evidenciado las limitaciones y falencias que el sistema de justicia supone para las mujeres o el efecto diferenciado y agravado que ciertas violaciones a los derechos humanos representan para las mujeres.

La Oficina del Alto Comisionado ha sido testigo de cómo el CEDEHM nació como una organización dedicada a la defensa de los derechos de las mujeres, y cómo con el paso del tiempo su agenda se ha diversificado. Hoy cubre una multiplicidad de agendas: violencia de género, desaparición de personas, defensores y defensoras de derechos humanos, incluyendo aquellos de los pueblos indígenas.

El CEDEHM ha sabido adaptarse a las nuevas circunstancias nacionales y estatales. Fue la primera organización de derechos humanos que operó bajo el nuevo sistema de justicia penal y no dudó en poner sus conocimientos al servicio de sus pares. Desde sus inicios, el Centro ha reconocido la centralidad de las víctimas de violaciones a los derechos humanos y ha adoptado un enfoque innovador, creativo y multidisciplinario.

El CEDEHM ha explorado y transitado todas las vías a su alcance, nacionales, interamericanas y universales, y ha desplegado una defensa integral de los derechos humanos que lo mismo recurre a la propuesta que a la denuncia, a la educación que a la incidencia, a la comunicación que al acompañamiento y la atención psicosocial a las víctimas.

El trabajo del CEDHEM, por desgracia, no ha estado exento de riesgos. La defensa de los derechos humanos es una actividad que tiende a incomodar al poder en sus distintas manifestaciones: al poder político, al poder económico, al poder patriarcal, al poder criminal. Por ello, reiteramos nuestra firme condena a todo tipo de agresión en contra de las y los defensores de derechos humanos, refrendamos nuestra solidaridad hacia las víctimas y, sobre todo, llamamos a las autoridades a investigar de manera diligente toda agresión con el fin de procesar, juzgar y sancionar a los responsables. En este sentido, saludo la presencia en este evento del Gobernador del Estado y del Fiscal – su presencia es una expresión de respaldo al más alto nivel a la actividad que desarrollan las defensoras y los defensores de derechos humanos en una sociedad democrática. Es una señal de esperanza.

II.

Asombra darse cuenta de que el CEDHEM cumple sólo diez años. No es usual que una organización de derechos humanos acumule tales logros en sólo una década. Ello, aunque excepcional, no carece de explicación. Las personas fundadoras, Lucha, Alma, Rosina y Gabino, son tres activistas sociales que de tiempo atrás se dedicaban, sin así nombrarlo, a la defensa y promoción de los derechos humanos. A la experiencia de las pioneras, se ha sumado el empuje e innovación de las jóvenes. El pegamento en esta fórmula institucional ha sido el compromiso, la entrega y la mística de todas las personas que integran y han integrado el Centro.

La transición en su dirección constituye una renovación generacional y una apuesta decidida a una de sus más destacadas integrantes, Ruth Fierro. Un equipo que se renueva desde sí mismo manifiesta capacidad de crecimiento, de formación de cuadros y de reconocimiento a las habilidades y conocimientos de sus componentes.

Al CEDHEM, en su conjunto, y a su nueva directora, en lo particular, les expreso el compromiso de la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos para acompañarles en el ciclo que inauguran.

¡Muchas gracias!

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Fin