Palabras de Jan Jarab durante la Instalación de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República

CDMX, 3 de octubre de 2018

Muy buenas tardes a todas y todos,

Es para la Oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos un honor estar presente en la instalación de la Comisión de Derechos Humanos del Honorable Senado de la República. Agradezco a la senadora Kenia López Rabadán, presidenta de la Comisión, la generosa invitación.

Quiero empezar externando mis más sinceras felicitaciones a quienes integranla Comisión de Derechos Humanos por su honrosa designación y, desde ya, manifestarles la plena disposición de la Oficina que represento de caminar a su lado a lo largo de su mandato.

Desde nuestra perspectiva, el Senado de la República, su Comisión de Derechos Humanos y quienes les integran tienen un rol muy importante: promover con entusiasmo la agenda en favor de la dignidad de las personas; favorecer la participación, la inclusión y la consulta con los actores relevantes, especialmente con las y los titulares de derechos y organizaciones de la sociedad civil; supervisar la política exterior desde una perspectiva de derechos humanos, y servir como caja de resonancia y espacio de deliberación pública sobre los temas de interés colectivo.

Sin pretensiones de exhaustividad, y de forma casi telegráfica, permítanme mencionar algunos temas de agenda legislativa que, desde nuestra perspectiva, serán relevantes para el naciente Senado y su Comisión de Derechos Humanos.

  1. Emitir un marco regulatorio uniforme sobre el uso legítimo de la fuerza acorde con los estándares internacionales.
  2. Crear un registro de detención único a nivel nacional que permita documentar de manera independiente y certera toda privación de la libertad.
  3. Eliminar el arraigo, tal y como lo hizo la Cámara de Diputados en abril pasado, así como cualquier otra forma de detención arbitraria prevista en la legislación.
  4. Lejos de extender los supuestos merecedores de prisión preventiva oficiosa, derogar dicha figura.
  5. Revertir el paradigma militar en materia de seguridad entronizado en la Ley de Seguridad Interior.
  6. Instaurar una Fiscalía General de la República que asegure la independencia, la imparcialidad, el profesionalismo, la objetividad y la rendición de cuentas.
  7. Crear una institución nacional forense de carácter autónomo y profesional.
  8. Eliminar de la Constitución la limitación prevista al reconocimiento de la competencia de la Corte Penal Internacional.
  9. Renovar el marco regulatorio de las personas en el contexto de la movilidad humana a través de la emisión de una legislación general en materia de desplazamiento interno forzoso, la modificación integral al régimen jurídico en materia de asilo y la actualización de la normatividad sobre migración a partir de un enfoque de derechos humanos (¡incluso, la no detención de niños migrantes!).
  10. Avanzar en la protección de los derechos sociales, emitiendo, por ejemplo, una ley sobre el derecho al agua y otra sobre el derecho a la alimentación.
  11. En materia de libertad de expresión, eliminar los delitos que la transgreden, emitir una auténtica ley que regule de manera objetiva y transparente la asignación de publicidad oficial y expedir un marco regulatorio adecuado para la protección de denunciantes.
  12. Avanzar en materia de igualdad y no discriminación, favoreciendo el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, las mujeres, las personas adultas mayores, con discapacidad, de la diversidad sexual y afrodescendientes.

En un segundo rubro, el relativo a los compromisos internacionales del Estado mexicano, el Senado debe promover la ratificación de varios instrumentos que aún faltan:

  • del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
  • del tercer Protocolo Facultativo de la Convención de los Derechos del Niño;
  • de los tratados interamericanos de derechos humanos pendientes aún de adhesión,
  • así como de otros tratados internacionales relevantes desde una perspectiva de derechos humanos, como el Convenio 189 de la OIT sobre las trabajadoras y trabajadores domésticos.

De igual forma, debe favorecer el reconocimiento de la competencia del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU para recibir denuncias individuales.

Finalmente, en el tercer rubro, de nombramientos, el Senado debe velar por procesos de designación abiertos, públicos y transparentes, que garanticen objetividad, se sustenten en las aptitudes, tomen en consideración el compromiso probado en derechos humanos y potencien la igualdad de oportunidades, especialmente para las mujeres.

Honorables senadores y senadoras, les aliento a que en su encomienda legislativa abracen los valores democráticos y los principios que, desde hace siete décadas, al momento de adoptarse la Declaración Universal de los Derechos Humanos, animan la marcha de la humanidad en favor de la justicia, la dignidad, la igualdad y la libertad de todas las personas. En la consecución de este noble objetivo cuenten siempre con la Oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

¡Muchas gracias!

Fin