Mensaje del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, con motivo del Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, 2012

26 de junio de 2012.- Veinticinco años después de la entrada en vigor de la Convención contra la Tortura, esta práctica cruel y deshumanizante sigue siendo generalizada.

Cada día, mujeres, hombres y niños sufren torturas o malos tratos, perpetrados con la intención de destruir su sentido de dignidad y valor como personas. En algunos casos, esto forma parte de una política estatal deliberadamente dirigida a infundir el miedo e intimidar a su población.

En demasiados países, las legítimas exigencias de libertad y derechos humanos del pueblo se enfrentan con una represión brutal. Incluso cuando los regímenes cambian, a menudo persisten las torturas y se mantiene una cultura de impunidad.

En este Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, expresamos nuestra solidaridad con los cientos de miles de víctimas de la tortura y con sus familiares que sufren estos padecimientos en todo el mundo, y nuestro apoyo a ellos.

Señalamos también que los Estados tienen la obligación no solo de evitar las torturas, sino de proporcionar a todas las víctimas una reparación pronta y eficaz, compensación y formas adecuadas de rehabilitación social, psicológica, médica y de otro tipo. La Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos ya han instado encarecidamente a los Estados a establecer centros e instalaciones de rehabilitación y prestar apoyo a estas instituciones.

El Fondo de las Naciones Unidas de contribuciones voluntarias para las víctimas de la tortura ayuda a cientos de organizaciones y entidades que prestan asistencia a víctimas de torturas y a sus familiares en todas las regiones del mundo. Sin embargo, en los últimos dos años las contribuciones al Fondo han disminuido significativamente.

Aliento encarecidamente a los Estados a invertir esta tendencia, pese a la incertidumbre financiera que actualmente impera en el mundo. Al prestar un apoyo concreto a las víctimas de la tortura, la comunidad internacional demostrará su decisión y su compromiso inequívocos de combatir la tortura y la impunidad.

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