Intervención de Jan Jarab en el Informe de primer año de la Senadora Kenia López Rabadán, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado

Senadora Kenia López Rabadán, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado,

Senadoras y senadores,

Estimado Luis Raúl Gonzáles Pérez, Presidente la Comisión Nacional de Derechos Humanos,

Muy buenos días a todas y todos.

Para mí es un honor y placer estar hoy con todas y todos ustedes; agradezco la gentil invitación de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México, en la ocasión de la presentación del primer informe de la Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado.

Para la Oficina que tengo el honor de encabezar, la Comisión de Derechos Humanos del Senado es un interlocutor clave. Así fue en las legislaturas anteriores, y así sigue en el Senado actual, bajo el liderazgo de la Senadora Kenia López Rabadán. Quiero reconocer su cercanía con nuestra Oficina, Senadora, y con la institucionalidad. Conocemos de su compromiso en los temas de derechos de las mujeres, en particular en el asunto de la paridad de género; en temas de no discriminación; así como en temas de transparencia y rendición de cuentas. También quería agradecer la sinergia que hemos desarrollado en temas como el carácter civil de la Guardia Nacional o la necesidad de protección de personas periodistas y defensoras de derechos humanos.

Desde la Oficina consideramos la cooperación constructiva y creativa con la Comisión de Derechos Humanos del Senado muy relevante para la construcción de las herramientas normativas que correspondan a las obligaciones internacionales del Estado mexicano en materia de derechos humanos, las obligaciones que surgen de los pactos y convenciones ratificados por México.

Necesidades de avances legislativos

Desde la apertura de México al escrutinio internacional en el Gobierno de Vicente Fox, México ha tenido importantes avances en el ámbito legislativo; pero sigue con grandes desafíos en materia de derechos humanos en la realidad. De hecho, podemos preguntarnos si aún existen vacíos considerables, si aún existe la necesidad de construir la arquitectura legal para la protección de derechos humanos. Hay una percepción de que este edificio ya está más o menos construido; de que en la actualidad el problema no son las leyes, que son bastante buenas, sino la falta de implementación de las mismas, la falta de respeto a la legalidad.

Es cierto – pero sólo parcialmente. Sí, en algunas áreas México tiene un marco normativo muy avanzado, y el problema es más bien la falta de voluntad o capacidad de implementar las leyes formalmente vigentes; sin embargo, también se pueden identificar áreas donde, desde la perspectiva de la Oficina que tengo el honor de encabezar, se necesitan avances legislativos. Me permito mencionar algunas de ellas, sin ambición de presentar un catálogo definitivo:

  • En el tema de desplazamiento forzado interno, identificado por la Senadora Kenia López Rabadán como una de las prioridades: Se trata de un asunto por mucho tiempo olvidado, y cabe reconocer el esfuerzo de la Presidenta de la Comisión y de la CNDH de abordar este tema doloroso.
  • En los derechos de las personas migrantes y refugiadas, un tema de gran actualidad, como lo mencionó la Senadora en su discurso inicial: Reconocemos los esfuerzos de la Senadora en contra del discurso de odio; asimismo, se requieren cambios legislativos para concretizar los derechos de las personas solicitantes del estatus de refugiado, para restringir el uso de la detención, para garantizar la no detención de niños migrantes, entre otros aspectos.
  • En tema de derechos de las niñas y los niños – un tema, como sabemos, también cercano a la Senadora: Nos parece de particular importancia destacar la situación de niños en condiciones de vulnerabilidad, para que las normas mexicanas correspondan a los Principios Rectores de Cuidados Alternativos de Niños – entonces, que la pobreza no sea motivo de separación de los niños de sus padres, sino motivo de apoyo por la política del estado, a través de servicios adecuados.
  • Para niños y adultos con discapacidad, un área que muchas veces cae en el olvido, sobre todo para las personas con discapacidad intelectual y psicosocial – garantizando que estas personas no sean privadas de su capacidad jurídica (como ocurre hoy) y que se desarrollen sistemas que favorecen el apoyo a la vida independiente y la inclusión en la comunidad.
  • Para la protección de los derechos de los pueblos indígenas y comunidades campesinas, se necesita revisar las leyes que han dado demasiada preferencia a actividades económicas (como por ejemplo la minería), dejando estas comunidades desprotegidas.
  • En el ámbito de la justicia penal, la Oficina está convencida que ya es tempo eliminar la figura del arraigo – un asunto en el cual también coincidimos con la Senadora. Además, alentamos a la eliminación de la prisión preventiva oficiosa. Se puede entender que hay un clamor para que se supere la impunidad: de hecho, nos juntamos a este clamor, pero seguimos convencidos que la impunidad en México no se va a superar eliminando garantías procesales propias de un estado de derecho, sino mejorando las investigaciones penales.Eliminar garantías no abona a mejorar las investigaciones, sino más bien abre la puerta a los abusos.

En este contexto, quiero destacar otro rol potencial del poder legislativo y de la Comisión de Derechos Humanos del Senado – el rol de garantizar el carácter progresivo de la protección de derechos humanos y de no permitir retrocesos en materia de derechos humanos. Por ejemplo, nos parece clave defender el nuevo sistema penal acusatorio, garantista, y resistir las contrarreformas que han surgido en el pasado, y pueden van a surgir en el futuro.

Otros roles del poder legislativo (balance de poderes, designaciones, ratificaciones…)

Además, el poder legislativo tiene un rol importante en el balance de poderes y contrapesos, en la separación de poderes. En la primera mitad del siglo 18, Montesquieu escribió: “Todo estaría perdido si el mismo hombre o el mismo cuerpo, ya sea de nobles o del pueblo, ejerza esos tres poderes, el de hacer las leyes, el de ejecutar las resoluciones públicas, y el de juzgar los crímenes o las diferencias entre particulares”.

Hoy, en el siglo 21, asimismo cabe destacar la importancia de que se ha desarrollado todo un sistema de organismos autónomos, cuya independencia y profesionalismo son de gran importancia para el funcionamiento del estado y para la protección de los derechos de sus ciudadanos. Entonces, también es clave el rol de poder legislativo en las designaciones relevantes para estos organismos autónomos, para que sean nombradas personas con perfiles idóneos. En este contexto, me refiero sobre todo a nuestra institución más cercana, la Comisión Nacional de Derechos Humanos. El actual Presidente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, logró fortalecer – y por mucho – el perfil independiente de la CNDH, un organismo que anteriormente destacó más bien por su formalismo burocrático y falta de independencia. Se trata, evidentemente, de un logro frágil, y aún con bastante camino para recorrer. Por eso, la Oficina considera sumamente importante la designación del próximo titular o la próxima titular de esta institución: se necesita que sea una persona con trayectoria de defensa de derechos humanos, dispuesta a seguir fortaleciendo la independencia y superando la cultura burocrática heredada del pasado.

Finalmente, cabe mencionar dos elementos:

  • El importante rol del Senado en las ratificaciones de instrumentos internacionales, incluso en la materia de derechos humanos, como por ejemplo el pendiente reconocimiento de la competencia de Comité de la ONU contra las desapariciones forzadas para recibir denuncias individuales.
  • La capacidad de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, en particular para ofrecer y abrir un espacio privilegiado para dialogar sobre asuntos de derechos humanos, incluyendo a la sociedad civil y la ciudadanía.

Conclusiones

Estimada Senadora, le felicito por el primer año en su nueva función y le deseo mucho éxito en el trabajo futuro.

Reitero el compromiso de la Oficina del Alto Comisionado en México de seguir desarrollando la cooperación constructiva con la Comisión de Derechos Humanos del Senado.

Fin