SUS HIJOS, MIS HIJOS Y DE TODOS

Se despierta temprano por la mañana, sus pies se plantan firmes sobre el pavimento y emprende el camino, entre los miles de transeúntes que andan por la ciudad ningún rostro le parece familiar, sin embargo, la mujer levanta su mirada y se dirige ahí donde la empatía de sus compañeras la cobija y le da fuerzas para seguir en pie de lucha.

Son las 10:00 de la mañana, carteles, pancartas y fotografías de personas desaparecidas se elevan apuntando al cielo, la plaza del Monumento a la Madre en la Ciudad de México acoge a madres, esposas y familias completas que acallan sus susurros para dar cabida a una única voz ¡¿Dónde están, dónde están?! ¡¿Nuestros hijos dónde están?! Así dio inicio la VII Marcha de la Dignidad Nacional “Madres Buscando a sus hijos, hijas, verdad y justicia”.

Hombro con hombro, Sara y sus compañeras de lucha se abren paso entre los automóviles, un breve silencio prepara el escenario para pronunciar en conjunto ¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos! ¡¿Por qué los buscamos?! ¡Porque los amamos! El dolor e indignación en sus voces estremecen a los acompañantes del movimiento; ciclistas, turistas y organizaciones civiles expresan solidaridad, algunos con un silencio fraternal otros, organizadamente, se acercan ofreciendo comida y agua.

El Ángel de la Independencia, monumento emblemático de la Ciudad de México, recibe a mujeres que conocen la desesperación, la añoranza de una respuesta que no llega, con espíritus que arden de coraje y que claman justicia. Entre el tumulto, se levanta una voz que invita a reconocer los nombres de las víctimas, de aquellos hijos, hijas, esposos, padres, hermanos y hermanas que les han sido arrebatados, entre cada nombramiento se escucha ¡Presente! ¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!

Organizaciones internacionales expresan su apoyo hacia las madres y familias que se han reunido, una vez más, se da un momento de silencio y luego toma la palabra Jan Jarab, Representante en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos quien, entre otros mensajes, destaca que este día debería ser un día de fiesta, pero no lo es. Hoy nadie, ninguna madre, familiar, debería estar aquí, sino en un gran abrazo con sus familias.

En efecto, es 10 de mayo, no es un día de celebración sino un día de conmemoración, un día amargo, un día doloroso para miles de mujeres a quienes las respuestas les han sido negadas, sin embargo, a pesar de la injusticia, abunda la esperanza pues los hijos de una son hijos de todas. Y así lo demostró el hecho de que estuvieran presentes colectivos de todas las regiones del país.

Con claveles en mano, las madres de los desaparecidos finalizaron el mitin. Este día la ciudad se detuvo y creó un espacio donde el individualismo no existió, en donde las barreras por clases sociales, nacionalidad o religión se desdibujaron un poco y en donde la solidaridad, la empatía y el amor impulsaron el movimiento que exige conocer la verdad en cada caso y el paradero de todas las víctimas. Exige, en resumen, el respeto pleno a los derechos humanos de las víctimas de la desaparición, sus madres, sus familias y la sociedad en su conjunto.

La Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha acompañado a las madres y familias de personas desaparecidas desde la primera marcha, hace 7 años. El Representante, en esta ocasión, además destacó el activo y positivo involucramiento de los colectivos de familias en el proceso de generación y reciente aprobación de la Ley general en materia de desaparición forzada y por particulares.

Autora: Diana Andrade

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